La visita a Ámsterdam surgió de casualidad. Programando el viaje a Edimburgo, pensé en viajar por KLM, y como esta aerolínea tiene vuelo directo a Ámsterdam, decidí quedarme unos días.

Fue una excelente idea. Recorrer esta pequeña ciudad, con sus casas a orillas de los canales, el entorno agobiante de las bicicletas, y lo concurrida de sus calles hizo de mi visita una experiencia sorprendente.

Caminando una tarde, vi embarcaciones pequeñas que realizaban recorridos por los canales. Tomar ese paseo me permitió ver desde el agua las casas flotantes amarradas a la orilla y apreciar en perspectiva las casas tan estrechas.

Posee un distrito de Museos, entre los que se encuentra el Museo van Gogh, el Rijksmuseum, con algunas obras de Rembrandt, Vermeer y Hals, la Casa de Ana Frank, el museo de Rembrandt, entre otros. También para familias con chicos, el Museo de Ciencia Nemo donde podrán introducirse en el mundo de la ciencia y la tecnología.

A pocos minutos en tren local desde Ámsterdam, se encuentra la ciudad de Utrecht. En el corazón de los Países Bajos, Utrecht es una de las ciudades más antiguas, y a veces olvidada, pero tiene una ciudad medieval, canales, monumentos cristianos además de una importante universidad. Esto último hace que la ciudad tenga un ambiente distendido y con mucha oferta para ocio. Se estima que de los 330.000 habitantes casi 65,000 son estudiantes universitarios

Es muy fácil recorrerla en un día a través de sus calles empedradas visitando mercadillos de flores y textiles, además de subir a la torre Dom (Domtoren), la más alta de los Países Bajos, y desde donde se puede apreciar toda la ciudad.

La gastronomía en Países Bajos en general es bastante calórica y muy sabrosa.
Es a base de quesos grasos, salchichas, frituras y platos a base de carne y papas. En cuanto a los dulces, las empanaditas de hojaldre rellenas de manzana y los mini pancakes son lo más típico.
