Me cuesta relatar mi visita a Edimburgo, y no porque no me haya gustado, sino porque es una ciudad apasionante con muchos lugares interesantes para visitar, difícil para sintetizar.

Fui un Agosto, aprovechando el buen tiempo y que en sus calles estaba el Fringe, festival alternativo de artes escénicas. Esto hizo más divertida la visita: mucha gente en las calles representando obras de teatro, los pubs llenos de gente y el sonido de las gaitas en las esquinas.
Toda la movida sucede en la Royal Mile, una avenida que comunica el Castillo de Edimburgo con el Palacio de Holyrood, este último, lugar de veraneo de la familia real Británica.

Si te gusta la historia, el Castillo de Edimburgo merece visitarlo. Principalmente porque está ubicado en la cima de una colina, Castle Rock desde donde se pueden apreciar una maravillosa vista de la ciudad y además porque es un recorrido fascinante entre baterías de cañones y edificios donde nacieron y murieron reyes y donde sucedieron las batallas más sangrientas de Escocia.
Fue muy agradable la tarde que pase en Carlton Hill, una animada colina, con bares y restaurantes informales en la Leith walk, además de la Broughton Street con panaderías, cafés y tiendas de regalo.

Y para los que siguen la serie The Crown en Netflix, en el puerto, se puede visitar el Yate Real HYM Britania, ya que hoy es un museo en excelentes condiciones. Se pueden ver las habitaciones de la familia, el comedor donde se agasajaron a los principales jefes de gobierno del mundo y se podrá ver en un garaje de la cubierta del barco el Rolls Royce que llevaban para bajar en algún país que no tuvieran ese tipo de vehículo.

Si te gusta la tranquilidad, a solo 30 minutos de Edimburgo con un bus local se puede visitar el pueblo de Balerno, rodeado por la reserva natural de los Pentland Hills donde se practica senderismo y ciclismo.
Y por último, la comida típica de Escocia son los Haggis, es el estómago de la oveja relleno de carne de cordero u oveja con cebolla y especies, neepes y Tatties, salmón, salchichas con puré de papas, budín con salsa toffee y crema de vainilla o helado.
Dublín
Y con un vuelo de apenas 1 hora desde Edimburgo llegué a Dublín, capital de Irlanda. ¿Escuchaste nombrar a Temple Bar? Es un bar emblemático de Dublín tan tradicional como divertido! Lo visité con Alejandra, una amiga querida que vive en Barcelona y viajó para compartir este viaje. Se puede tomar cerveza, vino blanco, algunos entremeses y si tenes suerte como nosotros asistir al típico baile irlandés: el Ceili.

Con ella descubrimos el Irish Rock Museum Experience, un museo que es también sala de ensayo y estudio de grabación. Interesante datos, fotos y recuerdos sobre U2, Van Morrison, Enya, Thin Lizzy entre otros. Además, sobre el final, nos permitieron con otros visitantes formar una banda y estar en un escenario. Muy divertido.


Otro lugar interesante de visitar es la fábrica de Cerveza Guinness, donde se puede conocer el proceso de fabricación de la cerveza negra más famosa del mundo, y al final una cata en el último piso desde donde se puede observar todo Dublín.

Y saliendo de la ciudad en una excursión de día entero, pudimos recorrer la campiña irlandesa, almorzando comida típica en una posada y al final ver los maravillosos Acantilados de Moher. Las paredes rocosas de hasta 210 metros de altura que caen al Océano Atlántico son conmovedoras.

Otros puntos interesantes de ver: el Castillo de Dublín, la Catedral de Saint Patrick, Trinity College, etc.

La comida típica de Irlanda: Dublín Coddle, a base de papas, tocino y chorizo, Beef and Guinness Stew (un guiso de carne condimentado con pimienta y cerveza negra Guinness) , fish and chips, etc.

