En uno de mis viajes a Madrid, motivada por mi curiosidad sobre la cocina del mundo, decidí hacer un curso corto en la escuela de alta cocina Le Cordon Bleu.

Mi visita a esta ciudad, en esa oportunidad fue de pocos días, por lo que solo recorrí algunos de los lugares que más me gustan: el parque del Retiro, una pasada por el Museo del Prado y la tan emblemática avenida de La Gran Vía.
Disfruto mucho esta ciudad cosmopolita, que me invita a un viaje por lo tradicional y lo moderno. El bullicio de la gente en los bares y cafés revela el espíritu del madrileño, alegre y vivaz.
El curso culinario que elegí fue de Macarons, una galleta típica de la pastelería francesa a base de claras, almendras y azúcar. El profesor, aunque era francés, dio la clase en español, y muy ameno por cierto.

Fue muy interesante la experiencia de hacer “un curso” en una ciudad europea cuando uno la visita como turista.


Conocer el Campus Universitario Francisco Vitoria donde se ubica la escuela es increíble y el aula donde se dictó el curso estaba provista de todos los elementos necesarios para realizar el producto. Fundamentalmente fue muy valioso para mí el contacto con gente local.

Cuando uno viaja solo, es muy preciado compartir con habitantes del lugar los mismos intereses. Sobre todo porque se genera interacción e intercambio de ideas y de consejos.